Las Rejas Invisibles
La casualidad excluye las revelaciones. Encontrar, es ser esa posibilidad y haberle dado cabida, como un espacio reservado o un molde. Podríamos estar frente a un verdadero tesoro, de cualquier naturaleza y desconocerlo como tal, si en nuestro cerebro no generamos previamente esa percepción. Es mantener una sola actitud en cada músculo de nuestro espíritu, tal como sintetizó Rumi, con savia simpleza, en el verso: “No hay mejor amor que el amor sin objeto”. Carecen de importancia los resultados, porque lo inevitable es obedecer las órdenes de ese oscuro continente, cuya fuerza magnética nos convierte en sus esclavos y también nos libera. Esta predisposición caracteriza el extraño relato, escrito en primera persona por Evagrio Haze, donde el oscuro continente que lo atrapa, es esa búsqueda infatigable de respuestas a los enigmas que el encuentra. Enigmas, que en muchos casos distan de ser reales, pero que él percibe latentes en cada situación que enfrenta. Como si una avidez inagotable de misterios lo llevara a encontrarlos en las realidades más triviales.Esta es la historia de la elucidación de un crimen y su incomprensible desenlace. Del encuentro del protagonista con el inesperado asesino, que ha cumplido rigurosamente su condena, absolutamente consciente de sus culpas, encerrado entre rejas invisibles. Esta es la metáfora del esfuerzo de un hombre y su camino para romper definitivamente las cadenas que los atan a su cárcel.Es un relato que había sobre el destino y nuestra libertad para forjar el camino que queremos recorrer para cumplirlo. Sobre las rejas invisibles que nos impiden ser nosotros miembros y de qué forma podemos destruirlas, cuando tomamos conciencia de que están a nuestro alrededor. Un viaje apasionante hacia el interior de nosotros mismos y nuestra voluntad de encontrar una respuesta al misterio de la vida.
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